Análisis del libro “El Elemento”
El autor trata de
construir una reflexión acerca de los talentos y capacidades propias que toda
persona poseemos; a estos talentos naturales, él los llama como un “Elemento”. Aquello
fundamental que, todo ser humano necesita desarrollar para tener una vida llena
de satisfacciones, quizá no podrá desearse de las adversidades del mundo, pero
disfrutará de los triunfos obtenidos.
En ocasiones, se cree que la educación no va
arraigada con nuestras pasiones, cuándo realmente es, el área que mayor enlace
debería tener con nuestro elemento, puesto que, el aprendizaje que, con el
tiempo vayamos obteniendo de la escuela, lo adquiramos con gusto y alegría y no
por necesidad y/o obligación, para que en un futuro nuestro trabajo lo
realicemos con amor y no vivamos amargados por las decisiones que tomamos.
El Elemento no
solo es algo que nos da placer hacer, sino que también nos genera bienestar en
nuestras vidas, es decir; nos abre puertas a varios horizontes: nos hace
relacionarnos con personas increíbles que comparten nuestros mismos gustos y
que podemos aprender de ellas; nos hace ver los pequeños detalles que antes no
poníamos mucha atención; nos hace sentir libres y capaces de realizar todo
aquello que nos propongamos. Es el equilibrio perfecto entre lo que queremos y
lo que necesitamos, ya que nos hace sentir útiles y a la vez felices.
No hay sueños
pequeños, pero si hay soñadores con mentalidad pequeña. Los triunfos y éxitos
no se obtienen de la noche a la mañana, para lograrlo se tiene que luchar y
esforzarse día a día, a veces no bastará con dar 100% de si mismos, sino que
será necesario dar un 120% o incluso más. El triunfo no solo es el logro que se
obtiene al final de la carrera sino todo el trayecto. Puesto que, el proceso es
el que forja nuestro carácter y nos prepara para recibir con gratitud las
recompensas.
Lamentablemente,
esta situación muchos individuos no lo entienden y se rinden sin antes haberse
esforzado. Sin embargo ¿Por qué sucede esto? Pues bien, pasa por la falta de
confianza que tenemos hacia nosotros mismos, vivimos mecanizados a un mundo que
nos exige ser exitosos a su manera y no a la nuestra, pero no debemos darle
tanta importancia a lo que piensen los demás de nosotros. Es de suma
importancia aprender en lo que somos y no debemos sentirnos fracasados por los
sueños rotos de nuestro pasado, sino que, debemos tomar las pizas y construir
uno nuevo, un sueño que, sea una realidad constante de nuestra vida.
Uno de los retos
más grandes que nos vamos a afrontar para desarrollar nuestras potencialidades
es la envidia de otras personas hacia nosotros, porque, aunque no nos hiera
físicamente, va a llegar un punto en que, va a afectar nuestro estado emocional,
pero que eso no nos detenga, hay que demostrar que, a pesar de todo obstáculo,
todos podemos brillar con una luz propia.
Por lo general se
dice que una persona exitosa es aquella que estudia en las mejores escuelas, la
que tiene las mejores calificaciones, la que es buena en matemáticas, cálculo,
ciencias, español, etcétera. Es por esta razón que, las universidades están
llenas de jóvenes talentos, no obstante, están apáticos a su carrera, porque
están estudiando algo que no les apasiona, solo están ahí para que, en un
futuro puedan obtener un sueldo prometedor. Quizá ellos soñaron con ser
músicos, bailarines, autores de obras, actores, chefs, etc., y no se dedicaron
a eso, solo porque alguien le dijo “esa carrera es para tontos” “en eso no
ganas bien” “no eres bueno en eso”.
Cuando en
realidad, si se tienen las agallas necesarias, se puede conseguir lo que se
desea. Cabe destacar que, esta problemática no surge del sistema educativo,
sino que la cultura que tenemos nos ha impuesto a pensar que, solo triunfan
aquellos que se dedican a áreas del estudio que, aparentemente tienen mayor
dificultad (la medicina, las matemáticas, la lingüística, etc.) y minimizan
otras áreas del aprendizaje. La educación no debe estar peleada con los
talentos naturales del ser humano, sino que, debe promover estrategias y
métodos, para potencializar dichas habilidades.
Es cierto que hay
profesores que quizá son muy egoístas solo se dedican a impartir conocimientos
sobre la materia que dan y ya, pero hay otros que, te enseñan conocimientos que
te van a servir en distintos ámbitos; estos profesores inspiran a dar lo mejor
de sus alumnos y los ayudan a que crean en si mismos.
Un niño no se
preocupa por lo que pasará mañana, está concentrado en aprender todo lo que
pasa en su presente y no le da miedo equivocarse. Al contrario, para él es una
nueva oportunidad de sacar su potencial a través de dos grandes recursos: la
creatividad y la imaginación. Aspectos que nos hace tanta falta a los adultos,
con ellos nos daríamos cuenta que, nuestras capacidades son mucho mas altas que
nuestras barreras y comprenderíamos que un error es solo un proceso de
superación.
En el mundo cada
día esta en constante cambio y los humanos, tenemos que aprender a sobrellevar
esos cambios, no solo para beneficio propio sino para ayudar a las futuras
generaciones a encontrar su Elemento.
Es muy común que
la palabra “inteligencia” se relacione con todos aquellos individuos que han
logrado obtener las mejores calificaciones del curso, pero esta definición se
queda muy corta a lo que realmente es la inteligencia, ya que, todos los
individuos somos inteligentes en algún ámbito y esto, no precisamente se
demuestra en una calificación. Existen distintos tipos de inteligencia; hay
quienes son inteligentes en matemáticas, otros para relacionarse con otros
individuos, hay quienes se entienden perfectamente bien así mismos, algunas
personas aman cantar y bailar y otros prefieren los idiomas. En fin, la
inteligencia no tiene límites.
No obstante, es
necesario explorar las distintas áreas del aprendizaje, para conocer que
ámbitos van más acorde a las capacidades que queramos desarrollar, para así
encontrar nuestro Elemento. Ahora bien, sí la inteligencia no tiene limites y
sí somos individuos con grandes sueños y enormes ganas de hacerlos realidad,
debemos de tomar en cuenta que, en ocasiones para lograr esos objetivos,
debemos trabajar en equipo y unir las habilidades propias que cada uno
poseemos.
En ocasiones
vivimos muy apresurados por lograr todas aquellas cosas que nos proponemos en
un corto tiempo y cuando ese tiempo se extiende, nos sentimos abrumados, lo
cual es un sentimiento normal, pero no debemos encasillarnos en eso. Hay que
disfrutar el proceso; aprender de sus enseñanzas, tener paciencia y cuando
llegue el momento indicado, aprovechar las oportunidades cuando se nos brinde y
juntarnos con gente que nos impulsen a ser mejores cada día.
La mayoría de las ocasiones tenemos un
concepto distorsionado sobre la creatividad; casi siempre, lo asumimos a un
conjunto de habilidades dentro del ámbito artístico. Cuando en realidad, la
creatividad se puede representar en múltiples disciplinas y de distintas
formas; la creatividad es el poner en practica lo que se crea en nuestra mente
(imaginación) al atender distintas situaciones de la vida cotidiana.
Encontrar nuestro
Elemento, conlleva invertir tiempo, esfuerzo, dedicación, potencial y mantener
una actitud muy positiva, pero también son necesarias las aptitudes, es decir,
debemos saber utilizar correctamente todas aquellas herramientas, habilidades y
capacidades que, como persona poseemos. En ocasiones, queremos que todo surja
por sí solo y eso nunca va a pasar, es momento de empezar a unir las piezas
sueltas que tenemos ahorita y así, construir una obra de arte con nuestros
sueños.
A veces nos
sentimos tan estancados durante el desarrollo de nuestro Elemento y eso se debe
a que estamos tan acostumbrados a llevar un solo ritmo y cuando ese ritmo se
agita, sentimos como si destruyese todo lo que hemos construido.
El estancamiento
que sentimos puede ser producido por varios factores y uno de los más comunes,
es el que nos estamos relacionando con las personas incorrectas, individuos que
en lugar de apoyarnos o motivarnos, quieren aplastar nuestras ganas de guerrear
y no, no solo me refiero a la gente externa como nuestras amistades, nuestra
familia, nuestros compañeros de trabajo o de escuela, nuestra pareja, etc. Y en
ocasiones, somos nosotros mismos los que aplastamos o impedimos que nuestro
Elemento se desarrolle; nuestra baja autoestima y nuestra falta de actitud.
Uno de los mayores
secretos es el superar los miedos y temores; estas dos barreras, construyen
muros ficticios en nuestra mente que, son increíblemente grandes, es como si
pusieran una venda en nuestros ojos que no nos permite ver el horizonte de
nuestro camino y nos desvía hacia otros lugares o bien, nos paraliza y nos hace
más vulnerables ante la situación. Ahí está la importancia de enfrentarlos,
quizá al principio, esto genere un costo extra, pues tendremos que exponernos
al cambio de patrones, lugares, amistades, contexto, costumbres y también, a un
cambio interior de nuestra persona.
No digo que, el
hecho de preguntar la opinión que tienen otras personas acerca de nosotros sea
malo, pues es una muestra de que no somos egoístas ni ególatras y hasta cierto
punto es prudente porque tendremos el punto de vista de distintos ángulos, pero
se vuelve un factor negativo cuándo dejamos que esa perspectiva se convierta en
un total concepto de nuestra persona. En el momento que sintamos que esas
opiniones nos están causando algún daño emocional, es prudente, delimitar una
distancia, para que, ya no siga habiendo más afectaciones y seguir tomando la
decisión de creer en la individualidad de cada ser y en el propio “yo”.
Es imprescindible
observar como la vida nos puede dar un giro de 180º y cuando sucede eso, por lo
general nos sentimos atrapados en un mundo que aparentemente no es el nuestro y
no lo queremos, pues ya estábamos acostumbrados a lo que solíamos ser tiempo
atrás.
En esos momentos
pareciera que, nuestra felicidad haya sido raptada y nuestra confianza
desplomada en tan solo segundos, es muy complicado levantarse de una caída y es
casi imposible ver el “lado bueno” de los sucesos detestables que suceden; una
enfermedad, la muerte de un ser querido, los accidentes, las pérdidas
materiales… son aspectos que sacuden el alma de cualquier persona, pareciesen
tsunamis que atraviesan nuestro caminar y se lleva todo lo que esta a nuestro
paso y solo quedamos nosotros despojados de aquello que algún día consideramos
seguro.
Por lo general
cuando se realizan ciertos cuestionamientos sobre algún aspecto que es de
importancia, se espera un “si” por respuesta, porqué es la que se escucha más
bonita y es la que aparentemente está “a nuestro favor”. Sin embargo, en
ocasiones nos hacen un favor cuando la respuesta es “no” ante las cuestiones
que le son planteadas a las personas y a la vida.
Es muy duro; eso
es cierto, pero sin esos “no” las personas no tendríamos un crecimiento
personal en nuestras vidas y quedaríamos en el conformismo, pues ¿Por qué
luchar, sí ya se tiene todo? ¿Por qué levantarse día a día, sí siempre se está
de pie? Los “no” para eso sirven, para forjar un carácter fuerte, para tener
esa razón de esforzarse a cada segundo para conseguir aquello que tanto se
anhela, hay metas que alcanzar y si no se trabaja por ellas a tiempo, se
convertirán en “yo pude ser aquello y no fui” “yo quise tener esto y no lo tuve
porque no tenía los medios”.
Las personas
exitosas no siempre tienen comienzos felices, incluso, con el tiempo sus
historias se vuelven todavía más complicadas, así como les suceden a muchos
tantos más. No obstante, la diferencia entre ellos y el resto, fue que ellos a
pesar de las constantes adversidades que cruzaban por sus vidas, fueron
determinantes y perseverantes, no dejaron de luchar y de enfrentarse al nuevo
mundo que, se les ponía enfrente.
Puede ser que, al
principio todo se vea como un total desastre, pero esas ruinas se pueden dejar
en el suelo y esperar a que el viento se las lleve, o bien, juntarlas y a
partir de ellas, crear un nuevo y mejor monumento. Creo que, ahí radica la
importancia del análisis personal sobre nosotros mismos; lo que queremos, lo
que estamos haciendo, lo que somos y lo que queremos llegar a ser.
Es la ocasión perfecta para decidir
trascender, tal vez, en el primer intento no se logró nuestro cometido, pero
uno nunca sabe lo que pasará en el segundo intento o en el tercer, cuarto,
quinto, sexto o mil intentos, lo que verdaderamente importa es que, nunca
desistamos hasta conseguir nuestros objetivos, pues al no querer hacerlo,
estaríamos demostrando que somos muy cobardes.
La clave del éxito
está en actuar con sabiduría en todo momento y esta no se compra ni se obtiene
de otras personas, esa la poseemos cada uno de los seres humanos en nuestro
interior más profundo y en las ocasiones débiles es en donde la debemos
desarrollar. Actuar sin sabiduría es cómo caminar sin un ¿Por qué? O ¿Para
qué?, esto es; realizamos nuestras acciones sin un rumbo fijo, solo estamos a
la espera que “la buena suerte” nos llegue, pero oh sorpresa, esta no existe.
La “buena suerte” es un término que solamente lo utilizan los individuos como
escusa y pretexto para no trabajar y de esta forma, dejarse llevar por: “es que
la mala suerte me persigue”.
El compromiso es
una pieza fundamental en toda decisión que tomemos, pues de ello dependerá, el
desarrollo de nuestras habilidades y potencialidades, ya que, en muchas
ocasiones por la falta de entrega que manifestamos hacia nuestros ideales, se
deshace todo. Por lo tanto, este siempre hay que ponerlo en práctica de
principio a fin en el cumplimiento de nuestros sueños.
Cuando uno realiza
las acciones con pasión y entrega, todas las cosas buenas van surgiendo con el
tiempo e incluso aparecen personas increíbles que nos ayudaran a sacar lo mejor
de nosotros. En múltiples ocasiones, tenemos virtudes que, nosotros no nos
damos cuenta que poseemos y esos individuos, llegan a nuestras vidas para
mostrarnos esos aspectos. Puesto que, ellos tienen una perspectiva distinta a
la nuestra, ellos miran desde otro horizonte; uno que es muy complicado verlo a
simple vista y puede ser, que ellos no sepan nada acerca o de nuestro Elemento
o no estén directamente relacionados con él, aun así, sin darse cuenta nos
ayudarán a encontrarlo.
Por otro lado, en
nuestro andar, también encontraremos a personas que compartan nuestro sentir,
nuestros ideales, pensamientos y sentimientos. Debido a que, su travesía ha
sido muy similar a la nuestra y se identifican con nosotros, por lo general,
tendrán mucha más experiencia que nosotros y la compartirán con nosotros para
que no cometamos los mismos errores que alguna vez ellos cometieron.
No existe un
tiempo límite para encontrar nuestro Elemento, nunca será “demasiado temprano”
o “demasiado tarde para encontrarlo, esos pensamientos aquí no existen. Es
demasiado importante entender que, no importa que, ya tengamos una carrera
universitaria terminada o que apenas estemos por comenzar nuestros estudios; cualquier
momento es perfecto para enfocar nuestras habilidades y capacidades en aquello
que nos apasiona.
Siempre se nos ha
dicho en las escuelas y en todos lados que “quienes no estudian no triunfan” y
si tienen razón al respecto, pero culturalmente estamos acostumbrados a asociar
el estudio áreas como el español, las matemáticas, la medicina y los negocios y
cuando a alguien no le interesa estas ramas del aprendizaje, los miramos y
catalogamos como “tontos” y no, no es así, simplemente sucede que ellos tienen
intereses distintos a los nuestros. Sin embargo, en un mundo tan complejo ¿Cómo
hacemos cambiar esa perspectiva del área educativa? Y bueno, lo más urgente que
se debe hacer es eliminar esos patrones de pensamiento que la cultura nos lo ha
transmitido año tras año.
Es urgente que, haya una renovación en el
sistema educativo, que ya no solo se piense transmitir conocimientos básicos a
los alumnos, sino que vaya más allá, que se desarrollen estrategias, se
impartan nuevos métodos del aprendizaje, sobre todo, que se involucren con los
estudiantes de tal manera que los motiven a acrecentar su autoestima y que se
sientan acobijados por la educación y no acorralados.
Así mismo, es
relevante transformar el programa de estudio para que exista una amplia
variedad de disciplinas que estudiar; que la pedagogía a través de los
docentes, haga realmente su función en las aulas para radicar los métodos
tradicionalistas de antaño que ya dejaron de funcionar desde hace décadas, pero
que curiosamente son muy pocos los que se dan cuenta de ello y que siga
existiendo una evaluación constante del aprendizaje de los educandos.
Para finalizar
este escrito, quiero contar mi experiencia, en lo que respecta al proceso de
encontrar mi Elemento. Se que no es muy común hablar de temas religiosos en
trabajos escolares, pues bien, es un tema complicado a tratar, pero al momento
de escribir este escrito, fue inevitable para mí, hablar acerca de quien le da
sentido a mi existencia día tras día.
Creo que, lo que me ha ayudado mucho a forjar mi carácter, ha sido
conocer a Dios y no solo al Dios que viene en las escrituras de la Biblia, sino
el experimentar su presencia a través de mí. Yo era una persona con un carácter
muy débil, aquel que erróneamente es conocido como “carácter fuerte”; era una
persona que aparentaba mucha fuerza y rudeza, pero cuando nadie me veía,
lloraba y me quejaba por lo que era y quien era yo. Después de tanto tiempo, me
he dado cuenta que él es mi verdadero Elemento, mi soporte para seguir
navegando en este mundo que cada día me exige caminar a pesar de todo. Dios es
el pilar base de mi vida, de él proviene mi valentía, mi Fe, mi seguridad y mi
paz.